lunes, 6 de diciembre de 2010

Nuestro compromiso con la historia.

    Hace muy poco leí una frase del maestro Rolando Pérez (Etnomusicólogo) que comparto textual: "En ocasiones la historia se está haciendo ante nosotros, mientras quizás, estamos mirando hacia otro lado."  La reflexión que obtuve reafirmó la aversión que tengo con las personas que no importando su nacionalidad, status social, cultural o económico se niegan a cuestionar, debatir o discutir los acontecimientos políticos del entorno, no han entendido aún que actualmente es la política lo que rige al mundo, afortunada o desafortunadamente es así. La historia es construye día a día y no sólo se debe atestiguar, sino analizar, cuestionar y reflexionar de manera que se quede en la memoria, en la colectividad, pero no una versión oficial contada, sino la versión que se fue construyendo con los hechos ante nuestros ojos, sobre todo, ante nuestras consciencias.


   Hace poco surgió en Internet una férrea pelea entre una página electrónica y el monstruo opresor (para algunos) que actualmente se mira como al tirano del actual neo-imperialismo, si en un tiempo fue Grecia la que cayó ante Roma y después Roma cayó ante el cristianismo, ahora es Estados Unidos quien cae estrepitosamente (y aparentemente) ante un sitio en internet llamado Wikileaks. El gigante capitalista que va saliendo de una crisis económica muy fuerte y debilitado por sus políticas bélicas queda vulnerado ante el mundo, se revelan los secretos de su política exterior, estaban tan ocupados en la seguridad de su nación, blindaron cielo, tierra y agua pero nunca imaginaron que el "ataque" vendría del mundo "etéreo" y resulta increíble y hasta cómico que no hayan pensado en blindar sus sistemas cibernéticos y la información confidencial que circulaba por sus "redes" (muchos sospechan plan con maña).
La realidad es que la historia aún comienza, se dice que la figura a quien están atacando es únicamente el administrador del sitio Julian Assange, pero detrás hay una pequeña sociedad estructurada que es dueña de la página, verdad o mentira la situación apenas se va encaminando...¿a qué? Recordemos que todo este "balconeo" se da enmedio de disputas territoriales y políticas entre las dos Coreas (la del Norte declaró abiertamente que poseía armas nucleares en claro reto a Estados Unidos), China se ha mantenido al margen pero ¿si saben a quien apoya este gigante dormido verdad? 
   Se cree que con la publicación de estos documentos producto del espionaje, se sembrará la desconfianza entre los líderes del mundo, pero eso a Estados Unidos no le preocupa, el secretario de Defensa estadounidense Robert Gates se atrevió  decir que los países con los que se tiene tratos comerciales no están motivados por la simpatía, algunos le temen, otros le respetan pero en general, todos lo necesitan, este cinismo deja claro que el interés de esta nación "desnudada" no es aclarar lo publicado, eso es lo de menos, su interés es mantener las cosas como están.


   En su política exterior, Estados Unidos utilizó la palabra "terrorismo" como un pretexto válido al invadir un país con la idea de "salvaguardar la seguridad mundial" y hace algunos días numerosos políticos estadounidenses dejaron "navegar sutilmente" por las agitadas mareas del debate sobre Wikileaks la palabra clave: "Terrorismo". ¿Quién está realmente detrás de Wikileaks? ¿Realmente a Estados Unidos se les salió de  control su "información confidencial"? ¿¿Se estará conformando algún organismo internacional (dirigido por Estados Unidos claro!) que regule la internet?? Hackers ciberactivistas han amenazado con ataques en apoyo a Wikileaks, específicamente a Assange y están clonando el sitio para hacer más difícil su erradicación. Apenas el 4 de diciembre la red internacional de Partidos Pirata publicó una declaración en apoyo a wikileaks: "Nosotros, el conjunto del movimiento pirata libremente apoyamos a Wikileaks y a las personas que lo ejecutan actualmente, en momentos en que el sitio está muy amenazado.
Creemos que todos los intentos para detener el sitio son un ataque a los valores fundamentales de la democracia, algo que no podemos aceptar. Sólo las dictaduras efectúan actos de este tipo y no tienen cabida en un mundo democrático.
Condenamos asimismo, las amenazas de muerte directa e indirecta expresadas por gobernantes.
También pedimos a todos los políticos y gobernantes que protejan activamente de abusos a las personas que hay detrás Wikileaks."

   La historia se está construyendo y estamos siendo testigos.

   La información que recibimos es responsabilidad únicamente de nosotros, busquemos, preguntemos, cuestionemos y analicemos. Participemos activamente en nuestra historia, la de nuestro país, la de nuestro planeta.


  Comparto dos artículos muy interesantes, uno de un historiador que escribe para el diario español "El país", diario al que Wikileaks le ha compartido algunos documentos.







Periódico El País, Madrid, 03/12/2010


Secretos de Estado

JULIÁN CASANOVA

Los historiadores necesitamos años, décadas, para averiguar los hechos más relevantes del pasado, reconstruir el curso de los acontecimientos, sacar a la luz las intenciones de sus protagonistas. Una mirada rigurosa a la historia exige para nosotros, necesariamente, la aplicación de métodos críticos para evaluar las fuentes, la adopción de técnicas reconocidas para presentar y editar el material y un notable ingenio para detectar los errores en la transmisión de la información y determinar la fiabilidad de los testimonios individuales.

Y, de repente, en apenas unos días, la filtración de una masa ingente de material diplomático, obtenida por Wikileaks y divulgada por algunos de los más prestigiosos medios de comunicación internacionales, proporciona una minuciosa crónica de la relación de Estados Unidos de América, el país más poderoso de la Tierra, con el resto del planeta. Un cuarto de millón de mensajes de más de 250 Embajadas, algunos enviados este mismo año. Estamos, sin duda, ante una ruptura de las leyes generales y de los principios morales que habían regido hasta ahora el conocimiento de las relaciones internacionales y del balance de poder entre los grandes Estados. La historia se acelera y ya no podemos aspirar a comprender las cosas pasado el tiempo, con el obligado reposo de las fuentes en los archivos, con el uso de métodos críticos para interpretar los textos y la información. Tiene que ser ahora, hoy mejor que mañana, aunque eso pueda conducir a una versión mutilada y deformada de los hechos.

No resulta extraño, por lo tanto, que tanta revelación, previamente secreta, sobre la estrategia militar y política de los servicios de inteligencia norteamericanos haya hecho saltar las alarmas de una parte sustancial de la diplomacia internacional. Estados Unidos se enfrenta a una crisis diplomática de imprevisibles consecuencias. Y todo ello ocurre en un momento de quiebra económica aguda, en medio de una notable ausencia de liderazgo político y con varios frentes de guerra y amenaza terrorista abiertos en el mundo. Es para estar preocupados, aunque algunos piensen que solo "los otros" deberían estarlo. Porque las complejas conexiones que una red de informantes esparcida por el mundo tejía en secreto han quedado al desnudo.

Es difícil no reconocer, por otro lado, el gran salto adelante que todo esto supone para el conocimiento de cómo funciona el poder; un poder, en este caso, con una ya larga historia de agresividad imperialista, de crítica y destrucción de las posiciones contrarias a sus intereses. Bajo la aparente defensa de un orden político y económico beneficioso para el capitalismo y la democracia, aparecen ahora pruebas sólidas de la subordinación de ese orden a las exigencias de la política exterior norteamericana en Europa, Oriente Próximo o China.

En esos miles y miles de mensajes, de información diplomática elaborada la mayoría de ella en la última década, aparecen grandes temas e ilustres personajes, desde el terrorismo yihadista a la proliferación nuclear, pasando por las estrechas relaciones entre Vladímir Putin y Silvio Berlusconi. La relevancia de esos documentos oficiales la resumió The New York Times en la nota que dirigió a sus lectores el pasado domingo 28 de noviembre para explicar las razones de su difusión: se trata de prestar un importante servicio público, aclarando "los objetivos, éxitos, compromisos y frustraciones de la diplomacia estadounidense". Eso es lo que han pensado también las otras cuatros publicaciones que, de común acuerdo y tras semanas de análisis minucioso, han tomado la misma decisión: The Guardian en el Reino Unido; Der Spiegel en Alemania; Le Monde en Francia y EL PAÍS en España.

Este puede ser el origen de un gran debate internacional. Porque, desde la perspectiva norteamericana, como ha aclarado su ministro de Defensa, Robert M. Gates, los otros Gobiernos, cuando mantienen relaciones con Estados Unidos, también defienden sus propios intereses. Algunos temen su poder, otros lo respetan y la mayoría necesitan a Estados Unidos, todavía, por lo menos hasta hoy, "la nación indispensable".

Las filtraciones afectan fundamentalmente a Estados Unidos, entre otras razones porque Julian Assange, el fundador y principal organizador e ideólogo de Wikileaks, ha considerado más relevante y provechoso centrarse en el gran imperio. Pero al ritmo que se mueven las nuevas tecnologías, van a surgir nuevos competidores que reclamen que esa misma transparencia se extienda a otros países.

Revelar lo profundo, los recónditos mecanismos que ponen en marcha las relaciones internacionales, el funcionamiento de la política. Ese es el lado positivo y feliz del ineludible derecho a la información y de la necesidad de comprender que tenemos como ciudadanos de las democracias. La información y el conocimiento no deberían generar inestabilidad ni la ruina del sistema. Son las malas políticas, las que pierden el contacto con la realidad, y la voracidad de muchos capitalistas y grupos financieros las que pueden provocarlas. La nostalgia por el mundo próspero que se fue, incluidos los buenos tiempos de la diplomacia, no sirve de nada. Necesitamos otra organización, un cambio de rumbo. Antes de que se apaguen las luces que todavía nos quedan.

Julián Casanova es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.



Periódico El País, Madrid, 02/12/2010


Washington al desnudo

JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA


La difusión por parte de Wikileaks de un volumen ingente de telegramas pertenecientes a Estados Unidos ha dado lugar a un festín informativo global. Todo ello a costa de la imagen y el prestigio de la diplomacia del que sin duda, y más a la luz del contenido las filtraciones, sigue siendo el país más poderoso del mundo. El daño para Estados Unidos es tremendo: pero no porque sus políticas vayan a cambiar (al fin y al cabo esas políticas responden a y reflejan sus intereses), sino porque ponen al descubierto de manera singular la crudeza con la que se ejerce el poder en el ámbito internacional. Hasta ahora, sabíamos que EE UU era poderoso porque todo el mundo se acomodaba a sus políticas, pero realmente no sabíamos cómo lo lograba. Imaginábamos, claro está, que había codazos y empujones, pero no sabíamos, por ejemplo, con cuánto énfasis y perseverancia podía la Embajada de EE UU acosar al poder ejecutivo y judicial de un país aliado y amigo como España para lograr salirse con la suya en los casos que afectaban a nacionales estadounidenses. Tampoco sabíamos hasta qué punto los gobiernos, incluso los aparentemente más antiamericanos, pugnaban entre sí por, en privado, congraciarse con Washington y compensar sus excesos retóricos en público.

En contraste a los Estados democráticos, que asientan su legitimidad en el principio de la mayoría, las relaciones internacionales parten de la desigualdad entre los Estados y la asimetría de poder entre ellos. Como concepto, la idea de razón de Estado aúna dos elementos lo suficientemente sólidos como para garantizarle una entidad sustancial. Lo mismo con la idea de intereses nacionales. Razón, nación, Estado, interés: si estos son los mimbres con los que se tejen las relaciones internacionales y los principios que permiten a sus operadores, los diplomáticos, ejercer su trabajo, es evidente que todo ello merece consideración y estima. Pero cuando vemos cómo se defienden exactamente esos intereses o qué tipo de conductas amparan, lo que queda en evidencia es la incompatibilidad esencial entre las reglas que rigen la vida política dentro de una comunidad (democrática) y las reglas que rigen la vida política entre esas mismas comunidades.
El canciller Bismarck justificó en una ocasión la necesidad de mantener a los ciudadanos alejados del proceso político con el argumento de que los ciudadanos querían comer salchichas, pero no saber cómo se hacían. Gracias a Wikileaks, hemos entrado en la sala de despiece del Departamento de Estado estadounidense y hemos tenido la oportunidad de ver cómo se manufacturan los diferentes productos y cómo se adaptan a los diferentes mercados (amigos, enemigos, amigos de mis enemigos, enemigos de mis amigos, etc.).

El daño no es irreparable, porque como muy cínicamente ha manifestado el Secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, "los gobiernos del mundo no tratan con nosotros porque que les gustemos, ni tampoco porque confíen en nosotros; ni siquiera porque crean que somos capaces de guardar un secreto". "Unos gobiernos", continúa Gates, "tratan con nosotros porque nos temen, otros porque nos respetan, pero la mayoría lo hace porque nos necesitan". Y concluye: "Seguimos siendo la nación indispensable". Dicho de otra forma, si Estados Unidos es un problema para alguien, ese es su problema, no el problema de Estados Unidos. Ni siquiera Maquiavelo lo hubiera podido formular mejor.

Muchos medios de comunicación envidian estos días a los periódicos que se han hecho con la exclusiva de las filtraciones. Pero probablemente también, muchos servicios diplomáticos, leyendo los telegramas del Departamento de Estado, no puedan evitar ser corroídos por la envidia. Realmente son tan buenos los diplomáticos estadounidenses, que consiguen todo lo que quieren, ¿o es que directamente tienen tanto poder que da igual lo buenos o malos diplomáticos que sean?

Estados Unidos sobrevivirá a esta crisis. Pero da escalofríos pensar qué ocurriría si una filtración tan masiva y tan dañina como esta le ocurriera a Madrid, París o Londres: ¿podrían contener los daños de forma tan cínica y pasar página como lo pretender hacer Robert Gates? ¿O sería el fin de sus diplomacias? A partir de ahora las cosas no serán igual: todos los diplomáticos van a tener problemas a la hora de recopilar información útil de fuentes de confianza. Pero unos lo tendrán más difícil que otros porque, como muestran los telegramas, unos Estados son más iguales que otros.

jitorreblanca@ecfr.eu


sábado, 29 de mayo de 2010

El castigo como mediador entre la conciencia y la culpa
Pequeño ensayo sobre el personaje de Margarita en “El asesinato de Palma Sola” de Rafael Delgado.
En la narrativa latinoamericana encontramos autores que prefieren escribir sobre la realidad de las sociedades con las que conviven, llenas de personajes conflictuados entre el bien y el mal, mostrando con ello una condición más humana y cercana a las pasiones de los que todos somos presa alguna vez.
En el cuento “El asesinato Palma Sola” de Rafael Delgado, escritor mexicano oriundo de Orizaba, Veracruz; se nos enfrenta a una situación que maneja dos conceptos que innegablemente se presentan juntos, como si la existencia de uno explicara la del otro.
Casi al término de la pequeña introducción, Rafael Delgado nos arroja la invitación a la reflexión en la frase que uno de los personajes dice: “¿no dicen por ahí que donde la humana justicia queda burlada, otra más alta, para la cual no hay nada oculto, acusa, condena y castiga?” Y es aquí, precisamente con estas palabras que surge una pregunta primera. ¿La conciencia es la que nos acusa, nos condena y castiga o es la culpa la que realiza tales funciones? Las respuestas nos pueden llevar a un debate filosófico del cual difícilmente se llegaría a una conclusión que se antojara ley, no pretendo tanto, si acaso, buscar en los personajes involucrados en dicho cuento una interpretación al respecto.
La conciencia, es la capacidad de distinguir entre lo que está bien y está mal y permite al individuo tomar decisiones de acuerdo a su código de valores, la culpa no es más que la sensación desagradable que nuestra conciencia nos regala cada vez que confrontamos ese código de valores con nuestros propios actos. Si estamos de acuerdo con esto, podemos concluir que la conciencia actúa antes y después del acto mismo.
En “El asesinato de Palma Sola”, ocurre un asesinato que se aclara después de 8 años, no por la pronta intervención de la policía o las investigaciones llevadas a cabo, no, se aclara porque la culpa es la que condena y castiga llevando entre sollozos y pena a uno de los responsables del crimen ante las autoridades, estamos hablando de Margarita, la mujer del difunto Casimiro, ¿Porqué creyó que confesando su falta encontraría consuelo o paz?
La noche del asesinato de Casimiro la conciencia de Margarita ya había participado en sus decisiones, es decir; la conciencia entabló un diálogo entre lo que está bien y lo que está mal, Margarita decidió primeramente que no estaba mal tener un amante y después que no estaba mal asesinar al marido, así que planeó la manera de hacerlo. El narrador nos dice: “Cuando Casimiro llegó ya Margarita le esperaba en la puerta”, Margarita esperaba, no precisamente a su marido, sino a que todo terminara. No dudó, su conciencia ya había intervenido y la decisión estaba tomada, de manera  que Margarita todavía se echó al lado de Casimiro a seguir esperando, lo despertó después para animarlo a salir afuera sabiendo muy bien que iba desarmado y que lo estaban acechando, esperó ocho años para confesar su crimen, al hacerlo las palabras que hablan sobre su culpa fueron: “Porque, señor, ya no puedo más... ya esto no es vivir... y vengo...vengo a decirlo todo, a decir quiénes lo mataron...”.

En el personaje de Margarita podemos apreciar la confrontación del ser humano, las decisiones están regidas por la conciencia, la culpa es el resultado de una mala decisión, entonces ¿porqué confesarlo?

Al reconocernos culpables se necesita expiar la culpa, al expiar la culpa se está tomando responsabilidad de las malas decisiones y la culpa desaparece liberando al infractor, Margarita fue a confesar su delito para que la obligaran a expiar su culpa ya que en ocho años ella no pudo, se casó con su amante y asesino de su primer marido, incluso tuvo un hijo. El autor nos regala la imagen de la mujer acabada, encanecida, con un hijo enclenque para darle la satisfacción al lector sobre el castigo del mal y como respuesta a la frase del principio: “¿no dicen por ahí que donde la humana justicia queda burlada, otra más alta, para la cual no hay nada oculto, acusa, condena y castiga?” , aquí tal vez se refería a Dios, yo interpreto que aquello a lo que nada queda oculto es nuestra conciencia y aquello que acusa, condena y castiga es la culpa.
Margarita quiere expiar su culpa para vivir en paz, por eso fue a confesarse, no se arrepiente de haberlo hecho, en ningún momento lo externa, lo que nos lleva a pensar que la culpa no tiene nada que ver con el arrepentimiento. Margarita no pide perdón, simplemente se confiesa culpable para ser obligada a expiar su falta, el castigo viene a ser un intercambio por el sufrimiento infringido a otros. El actual marido de ella y autor material del crimen no se presenta y podríamos elucubrar muchas historias alrededor de éste, la historia lo permite, sin embargo; prefiero seguir la misma línea e inquirir que la culpa no apareció en él, su conciencia tomó una decisión y nunca más volvió a preguntarse sobre ella.
En este cuento corto de Delgado podemos reflexionar sobre las razones que tuvo Margarita para confesar su falta ¿Fue la conciencia o la culpa? Yo concluyo que una no puede ir sin la otra, la diferencia es que la conciencia está presente antes y después de la toma de decisiones, la culpa sólo aparece después de un balance de consecuencias de esas mismas decisiones, seguramente a Margarita le fue muy mal con su segundo marido, de otra manera su conciencia no le hubiera alertado sobre el resultado negativo de los hechos, si hubiera sido feliz entonces su conciencia no la hubiera martirizado con el fantasma de la culpa, el hecho aquí es que pareciera que nuestro bienestar también influye en nuestra conciencia, la culpa aparece cuando no conseguimos lo que deseamos o imaginamos, lo hecho, hecho está y no queda más que seguir adelante, pero como no podemos dejar nuestra conciencia a un lado debemos redimirnos ante ella, merecemos un castigo para seguir adelante y debemos aceptar el castigo y llevarlo a cabo para estar en paz, cuando no somos capaces de  llegar a ello, no queda otra más que dejar en manos de otros la realización de tal castigo porque en ocasiones no somos capaces de expiar nuestras culpas en silencio ¿cómo sabemos si lo que hicimos está bien o mal?  Al tomar decisiones que nos desencadenan sensaciones desagradables provocadas por la culpa, inmediatamente intuimos que nuestra conciencia no tuvo sano juicio al decidir y llevarnos hasta ese conflicto, entonces dependemos de alguien más “juicioso” para encaminarnos al castigo, en este caso fue la policía, pero ¡Cuántos sacerdotes sabrán de lo que hablo!
Margarita representa aquí la dualidad entre la culpa y la conciencia que no siempre miran hacia el mismo lado, cuando ambas se dan la espalda, entra a escena el castigo para reconciliarlas.


Fuentes:
http://books.google.com.mx/books?uid=4322895160933783444 de donde se tomó información del cuento “El asesinato de Palma Sola” y sobre su autor Rafael Delgado.
www.ead.educacion.df.gob.mx  de donde se obtuvo la antología de lecturas.
Revista de Psicología. Núm. 1-5. Universidad Nacional de la Plata. Departamento de Psicología.

Cuento "El asesinato de Palma sola" de Rafael Delgado


Al Sr. Lic. D. José López Portillo y Rojas

Cuando el Juez se disponía a tomar el portante y som­brero en mano buscaba por los rincones el bastón de carey y puño de oro, el Secretario —un viejo largui­rucho, amojamado y cetrino, de nariz aguileña, cejas increíbles, luenga barba y bigote dorado por el humo del tabaco—, dejó su asiento, y con la pluma en la oreja y las gafas subidas en la frente, se acercó trayendo un legado. 
   —Hágame usted favor... ¡Un momentito! ... Unas firmitas... 
   —¿Qué es ello? -respondió contrariado el jurisperito.
   —Las diligencias aquellas del asesinato de Palma-Sola.

Hay que sobreseer por falta de datos...

—Dios me lo perdone, amigo don Cosme; pero ese mozo a quien echamos a la calle tiene mala cara, muy mala cara! La viudita no es de malos bigotes, y...-Sin embargo... ¡ya usted vio!
—Sí, sí, vamos, deme usted una pluma.
Y el Juez tomó asiento, y lenta y pausadamente puso su muy respetable nombre y su elegante firma —Un rasgo juvenil e imperioso— en la última foja del mamo­treto, y en sendas tirillas otras tantas órdenes de liber­tad, diciendo, mientras el viejo aplanaba sobre ellas una hoja de papel secante:
—Ese crimen, como otros muchos, quedará sin cas­tigo. Nuestra actividad ha sido inútil... En fin... ¿no dicen por ahí que donde la humana justicia queda burlada, otra más alta, para la cual no hay nada oculto, acusa, condena y castiga?
Don Cosme contestó con un gesto de duda y levantó los hombros como si dijera:-¡Eso dicen!
—¿Hay algo más?
—No, señor.
—Pues, ¡abur!
El secretario recogió tirillas y expedientes, arrellanóse en, la poltrona y encendió un tuxteco.
I
En agosto, en plena temporada de lluvias, entrada la noche, una noche muy negra y pavorosa, va Casimiro, el honrado y laborioso arrendatario, camino de su rancho de Palma-Sola, jinete en 1a Diabla, una excelente mula de muchos codiciada, y por la cual le ofrecían hasta ciento cincuenta duros los dueños del Ceibo ciento cincuenta de águila platita, sonante y contante a la hora que los quisiera, ¡peso sobre peso!
—Pero ¡quia! Casimiro contestaba:
No, amo ¿Vender mi Diabla? – ¡Nones! ¡Si sólo el nombre es lo que le afea! Primero vendo la punta y malbarato el cafetalito. Vamos, señor amo, antes empe­ño la camisa que vender la bestia; y luego que mi mujer está que no cabe con su mula. Y la verdá, señor, cuando va uno en ella, va uno mejor que en el tren Margarita le tiene un cariño y una ley, que... no es capaz. ¡Ni aunque le ofrecieran por ella las perlas de la Virgen! Si quiere la otra, mi amo, la Sapa... mañana se la traigo. ¡No le recele, patrón! También la Sapa es buena, es casi como ésta. Tiene buen paso, ni pajarera ni mañosa. De veras, no le desconfíe. Aunque la vea caidita de agujas... Se la arrearé pa cá, pa que la vea. Por, la vista entra el gusto. Ya verá qué rienda. Se la  merqué al cotijeño el año pasado. Le di cuarenta. ¡Es barata! Cuarenta me dan; ni medio más ni medio menos. ¡Es pa los amos y nada les gáno!
¡Qué caminos aquellos, Dios santo! Desde más acá del barreal comenzaba lo bueno. Zarzas y acahualeras cerraban el paso, y en algunos puntos eran tales los zoquiteros, que las bestias se hundían hasta los encuen­tros; pero ¡pero allí de la Diabla! no perdía momento, y libre, ligerita, suelta la brida, subía, bajaba, costeaba el lodazal, y se colaba entre los matorrales como Pedro por su casa. 
Iba Casimiro cabizbajo y triste. No había motivo para ello, y sin embargo estaba asustadizo, y de cuando en cuando le daba un vuelco el corazón, como si le amenazara la mayor desgracia. Ganas le daban de vol­verse al Ceibo y allí pasar la noche.
De un lado el llano. Del otro el bosque sombrío, negro, pavoroso, lleno de espantables rumores: silbidos de serpientes, estruendos de árboles viejos que se caían, roncar de sapos en zanjas y lagunetas; en los pochates más altos, ulular de buhos, y allá, al fin de la selva, el estrépito del torrente y el ruido creciente del aguacero que venía que volaba con un tropel de cien escuadrones a galope.
En la serranía, desatada tempestad; la tormenta esta­cionada en las cimas, un relámpago y otro, y otro, y truenos, y más truenos, como si las legiones infernales batallaran allí en combate definitivo. En los picachos, en los crestones, en las cúspides supremas, los fulgores del rayo se difundían a través de las nubes, iluminán­dolas a cada instante con coloraciones fugitivas, rojas, áureas, cerúleas, que dejaban ver el sinuoso perfil de los montes y la negra mole de fuliginosa cordillera.
En el llano, reses medrosas y ateridas que, refugiadas al pie de los huizaches, ramoneaban en las yerbas húme­das; entre los matorrales, en las orillas del arroyuelo, entre las mafafas resonantes, el centellear de los cocuyos.
—¡A llegar! —se dijo el ranchero componiéndose la manga de hule— ¡A llegar que el agua está encima! ¡Anda, Diabla, que ya poco te falta!
   Como si adivinara los deseos de su dueño el noble animal alargó el paso y taca, taca, taca...
El aguacero. Primero rachas de viento húmedo y frío; luego gruesos goterones que caían con estrépito en la arboleda, y en seguida la lluvia desatada.
Avanzaba el jinete a la vera del fangoso camino. Término de ésta era el maizal: una milpa magnífica, ya en jilote, cuyas cañas estremecidas por el agua y el viento, remedaban rumores de crujiente seda. De allí partía una vereda, ancha y ascendente, al fin de la cual estaba la casa. A través de las plantas se veía el fuego del hogar que ardía con llama titilante y rojiza.
Por aquel rumbo dirigió Casimiro su caballería. En vano: la Diabla se detuvo alebrestada, renuente, erguida la cabeza, altas las orejas.
—¡Epa! ¿Qué te sucede? —exclamó el jinete—. ¡Epa!
—repitió.
La Diabla, rebelde al freno, pugnaba por volverse. Casimiro gruñó entre dientes un terno y azuzó al animal, hincándole las espuelas, pero éste resistía encabritándose.
—¿No quieres? Pues... ¡toma! 
Y ¡zas! Un par de latigazos, uno por cada lado.
La mula arrancó al trote.
Entre la milpa quedaba un hombre escondido, envuelto en negra manga, apoyadas las manos en el cañón de una escopeta
II
¡Qué alegremente ardían los leños en el hogar! Tro­naban los tizones y las llamas se retorcían trémulas en torno del tronco ennegrecido, proyectando en los muros danzarinas y quebradas sombras.
Cuando Casimiro llegó ya Margarita le esperaba en la puerta.
Linda campesina de apiñonado rostro, esbelto talle y grandes ojos negros. Sonreía afable y cariñosa. Aquella sonrisa era la sonrisa de la traición, encubridor halago de una emoción profunda y horrible.
—¡Creí que no venías! ¡Jesús! ¡Si vienes hecho un pato! ¡Quítate la manga que encharcas esto!
—No me pasó el agua. Luego; voy a desensillar, y a persignar a esta mañosa que en la milpa se me armó de un modo que por nada quería andar. ¡Si no le arrimo! . . .
Sintió Margarita que el corazón se le subía a la gar­ganta, y tragando saliva y dominándose, murmuró: —¡Ah Dios! ¡Vaya! ¿Y por qué?
—Se asustaría... Los animales a veces ven visiones.
Si sigue con esas mañas, aunque a ti no te cuadre, se la vendo al amo. Yo no sé lo que fue.
—El mapachín ¡Puede! El cuento es que paró las orejas y que ni a cuartazos quería andar.
Aflojaba la lluvia y la tormenta cesaba. Uno que otro relámpago allá en la sierra. Casimiro desenjaezó en el portalón, fue a persignar la bestia y a poco entraba en la casa.
—¡Caramba! Si vieras: echo de ver que no traigo la pistola.   No le hace  Pa la falta que me hace.
Margarita se puso lívida al oír esto. -¿No bebes?
—Echate el café y tráite la limeta. Estoy cansado y quiero dormir. 
III
Media noche pasada, porque el gallo había cantado dos veces, oyóse en el techo un golpe, como el de una piedra chiquita, lanzada sin fuerza. Casimiro roncaba, Margarita no dormía, no había querido dormir.
—¡Casimiro! ¡Casimiro!
—¿Qué cosa? -contestó medio dormido.
—¡Casimiro!
—¡Oh! ¿qué quieres?
—¿Oíste?
—No.
—Alguno anda allá afuera. ¿Por qué?
—Oí ruido.
—¡Déjame dormir!
—No; si clarito oí el ruido. Los animales están inquie­tos. Oí ruido como de gente que se acerca. -Si vendrán a robarse las bestias.
—No, mujer, si el perro no ladra...
—Porque no está. Desde ayer no parece.
—¡Voy! —rezongó el ranchero saltando de la cama—. ¡Y luego que no tengo la pistola!
—Coge el machete.
El ranchero se embrocó el sarape, tomó el machete y salió al portalón. El cielo se había despejado. La luna iluminaba con triste claridad arboledas y maizales; ligera brisa susurraba en las palmas, y los charcos reproducían aquí y allá, el menguante disco del pálido satélite.
Las mulas se revolvían inquietas. La Diabla, al sentir a su amo, relinchó de alegría. Margarita dejó el lecho, y quedo, muy quedo, de puntillas, conteniendo el aliento, fría de terror, erizado el cabello, se fue hasta la puerta. Allí, en espera de algo terrible, se detuvo a escuchar...
De repente sonó un disparo. Se oyó un grito; después un ¡ay! lastimero; en seguida un quejido; y luego el aterrador silencio del campo adormecido.
De entre la espesura del cafetal se destacó un bulto. Un hombre que con el arma en la mano llegó hasta el portalón, y que en voz muy baja, como si tuviera miedo de sí mismo, como si temiera escuchar sus propias palabras, dijo:
—¡Ya!...
V
Ocho años después, cierto día del mes de mayo, con­versaban muy alegres y entretenidos el Juez que ya conocemos y su Secretario don Cosme.
—¿Se acuerda usted, amigo -dijo el primero—, del asesinato de Palma-Sola. 
—¡Vaya si me acuerdo! —respondió el viejo, echando una bocanada de humo. Usted creía que la mujer, que, por cierto no era de malos bigotes, y el muchacho que pusimos en libertad. . . 
—¡Y sigo en la mía, señor don Cosme!
En aquel momento entró una mujer que llevaba de la mano a un muchachito, como de siete años, muy raquí­tico y enclenque. La mujer parecía más enferma que la infeliz criatura. Pálida, exangüe, encanecida, aparen­taba doble edad de la que tenía; pero en sus ojos brillaba aún vivísimo rayo de hermosura.
El Juez y su secretario la reconocieron al momento. La miraron de pies a cabeza y luego se miraron asom­brados. Era Margarita.
—¿Qué quería usted, señora? —preguntó el Juez. La mujer permaneció muda algunos instantes. 
—¿Qué deseaba usted? —repitió don Cosme. 
—Señor Juez; -dijo al fin— ¿Se acuerda usted de Casimiro González, aquel que. . . mataron en Palma-Sola?
—Sí, ¿por qué?
—Porque, señor, ya no puedo más... ya esto no es vivir... y vengo...vengo a decirlo todo, a decir quiénes lo mataron...
—Y... ¿quiénes lo mataron? -replicó el magistrado con imponente severidad.
—La verdá, señor, ¡yo!...Y el que ahora es mi marido! y la desdichada mujer cayó de rodillas, y presa de mortal congoja, ahogándose, se echó a llorar.

lunes, 4 de enero de 2010

Características del Realismo y Realismo mágico en los personajes y acciones de “Anacleto Morones” y “San Antoñito”

"Anacleto Morones" de Juan Rulfo
"San Antoñito" de Tomás Carrasquilla




En ambos textos de autores latinoamericanos podemos apreciar la característica más clara del realismo mágico: la búsqueda de la identidad cultural del hombre latinoamericano. Dicha búsqueda no es de los personajes, sino del autor al cuestionar las costumbres y creencias que viven las sociedades de su tiempo, también se provoca en el lector una reflexión sobre ello ¿Hay que perder la fe en la iglesia, en Dios?
Derivada del Realismo literario de finales del siglo XIX, el realismo mágico presentado mediante “Anacleto Morones” y “ San Antoñito”, pretende mostrar la realidad usando un lenguaje sencillo, coloquial y con giros costumbristas, se reconoce aquí la imperfección humana, los personajes son crédulos presas del engaño, charlatanes, mentirosos e hipócritas.


El Realismo mágico literario aparece en estos cuentos vía religión, una religión latinoamericana que genera santos al por mayor. En México, con la sentencia de que nuestros dioses nos abandonaron, venimos arrastrando una necesidad de creer, de tener fe y Juan Rulfo retrata muy bien esto en “Anacleto Morones”, la figura de Lucas Lucatero es como la voz de la conciencia que nos dice que no todo el que reza es santo, la necesidad de creer es representada en la bola de mujeres que llega a buscarlo, negándose a la verdad, no quieren ser despojadas de lo único que le queda a la sociedad mexicana de ese tiempo que sumidos en la pobreza no quieren dejar de tener fe porque es lo único que les queda. A diferencia de Lucas, Damián de “San Antoñito” resulta ser un hombre sin escrúpulos que abusa de esa necesidad de creer para conseguir sus metas mientras Lucas Lucatero intenta mostrar la verdad sobre sus creencias.
Rulfo sitúa su historia 15 años después de la guerra de los cristeros, lo leemos cuando dice: “¡Uh!, desde hace como quince años. Desde que me iban a fusilar los cristeros. Me pusieron una carabina en la espalda y me hincaron delante del cura y dije allí hasta lo que no había hecho. Entonces me confesé hasta por adelantado.” “Anacleto Morones” fue publicado en 1953, o sea, 10 años aproximadamente después de la historia contada, esto nos sitúa en una sociedad mexicana que estaba dejando atrás el nacionalismo nacido de la Revolución, otro rasgo del realismo mágico se muestra así pues “Anacleto Morones” forma parte de los cuentos El llano en llamas, una obra que valora el pasado indígena.


Tomás Carrasquilla publica “San Antoñito” en 1899 cuando la sociedad colombiana sufría el inicio de la guerra de los mil días contra Panamá, una sociedad desilusionada y pesimista que al igual que la de Juan Rulfo necesita creer, sociedad que al igual que a la de Rulfo quieren despojarla de su fe representada aquí con la religión.


En ambos textos se invita a la sociedad de la época a cuestionarse sobre su identidad y valores con respecto al mundo, en Carrasquilla se toca también el tema de la relación entre las sociedades del campo y la ciudad, medio del cual se valió Damián para llegar a la ciudad y progresar.


Ambos autores utilizan un lenguaje claro y con regionalismos, también nos presentan ciertas costumbres que quedan en el relato literario como testimonio documental, por ejemplo, los tejidos colombianos tan apreciados, hechos de manera artesanal, la forma en que se llegaba al campo que era por medio de conocidos a casas de familias que les otorgaban comida y techo en el texto de Carrasquilla y en cuanto a Rulfo el agua de arrayán que tomaban en la región, el oficio de santero que seguía a las peregrinaciones para vender imágenes, el clima y el paisaje de San Juan de Amula, Jalisco en aquélla época, etc.

Diferencias entre el Realismo y el Realismo mágico

El realismo literario es una corriente nacida en Francia con el escritor Jules Champfleury a finales del siglo XIX.

Esta corriente pretende testimoniar a manera de documental la sociedad de la época y el entorno próximo del autor, nació en un momento en el cual las sociedades se encontraban viviendo el capitalismo en la etapa de producción en serie y una valoración hacia el método científico. El realismo se basa en el materialismo y el positivismo desarrollando una dualidad entre el espíritu y la materia, esto se traduce en una aceptación de la imperfección humana tocando temas muy cercanos a la realidad social de la época en donde se carecía de grandes ideales pero se buscaba el éxito económico.

Los rasgos estéticos de esta corriente literaria es que primeramente busca retratar la realidad de manera objetiva, la narrativa es muy detallista y abunda en descripciones usando un lenguaje sencillo, coloquial y con tintes regionalistas. Los problemas sociales que presenta son mayormente los de las clases más pobres y otros temas que trata son los referentes a la conducta humana y que son reales, por ejemplo, los defectos humanos como la avaricia, la falsedad, la hipocresía, etc. Se prefiere la narración en tercera persona para priorizar la objetividad.
El realismo mágico debe su nombre al crítico de arte alemán Franz Roh, quien al ver una pintura a mediados del siglo XX con la realidad alterada dijo por primera vez el término que después fue utilizado en Latinoamérica para definir a esta nueva corriente literaria.

Esta corriente nació durante el proceso mundial llamado imperialismo económico, debido a esto, presenta un enfoque totalizador de la realidad y valora el pasado indígena. Surgió en Latinoamérica como una búsqueda de la identidad cultural del hombre latinoamericano en medio de un ambiente que amenaza con globalizar todo. Comienza un proceso de pérdida de fe en las instituciones y las sociedades latinoamericanas sufren desencanto, pesimismo y deshumanización.

Los rasgos estéticos del realismo mágico son primordialmente la fusión de la realidad con la fantasía o magia, de esta manera penetra en el pasado mítico de Latinoamérica y la realidad inconciente. El lenguaje que emplea en sus narraciones es preciso y claro con novedosas técnicas heredadas de las vanguardias literarias como el monólogo, diálogo y la narración en primera persona. Los temas que aborda son universales (soledad, muerte, culpa, venganza, problemas existenciales, injusticia social, etc.) abordando el presente y el pasado.

Evolución del género negro (novela negra)

Evolución del relato policíaco al género negro.


Dentro de los géneros literarios desarrollados en los siglos XIX y XX surgió la novela policiaca, en sus inicios fue catalogada como subliteratura debido a que el crimen era un tema antiestético en esas sociedades modernas. Al principio fue difícil definir el género debido entre otras cosas a su terminología y diversidad de contenido en sus historias y nace originalmente sin definición como novela-problema en donde los elementos para clasificarla fueron la presencia de un detective privado, un problema aparentemente insoluble y la solución racional que excluye aspectos sobrenaturales, lo primordial en la novela-problema es el juego intelectual sobre cualquier otra consideración, ya definida como novela policiaca el tema central es la resolución de un enigma a través de pistas y piezas que deben encajarse.

Agatha Christie y Arthur Conan Doyle fueron los autores que le dieron forma a la escuela inglesa en Europa que tenía una estructura novelística cerrada, en América fueron Edgar Allan Poe, Dashiell Hammett, Raymond Chandler y Jim Thompson los que a su vez definieron la escuela estadounidense. La escuela inglesa se desenvolvía en escenarios de espacios interiores, recordemos al ícono de esta corriente Sherlock Holmes de Conan Doyle. La escuela estadounidense fue un poco más compleja, denunciando a una sociedad corrupta dio menos importancia al enigma y subraya los aspectos sociales del crimen al mismo tiempo que cuestiona los valores éticos y consumistas de la sociedad capitalista norteamericana, sus escenarios son ambientes urbanos y callejeros, ambientes miserables.

A finales de la Primera Guerra Mundial surge la novela negra, durante el periodo de la Ley Seca y el crack del 29 la sociedad era testigo de la corrupción de los políticos y la policía, el hampa estaba dominando el control de las ciudades norteamericanas, en este género nuevo, se describen las contradicciones que plantea la desigualdad social, en su temática no trata crímenes ingeniosos sino brutales y más allá de esclarecerlo plantea el grado de culpabilidad en un límite donde los bueno y lo malo se desvanece. Fue Hammett quien publicaría en EUA un nuevo enfoque al género policial en la revista Black Mask, en Francia fue la revista Série Noire, con un lenguaje duro usado en los bajos mundos del hampa le dio un giro total a la literatura de la época, fue así como la novela negra se convirtió en la novela social de la literatura policial. Los autores que crearon a los personajes más emblemáticos fueron Hammett padre del héroe detective Sam Spade, y Chandler que creó a Philip Marlow. En Francia el mayor exponente fue Boris Bian quien usaba como seudónimo el nombre de Vernon Sullivan.

Paralelamente se desarrollaba el cuento policial ofreciendo al lector historias más cortas, su temática era sobre crímenes, fugas, búsquedas y persecuciones cuyo elemento primordial era resolver los enigmas que el caso iba presentando, este tipo de relatos fueron los precursores de lo que derivaría después en la novela negra, los autores más emblemáticos de este género alterno fueron Poe, Agatha Christie, Graham Greene, Borges y Bioy Casares. Los ambientes son urbanos en un principio, los primeros relatos se desarrollan en espacios interiores y actualmente se desarrolla en las calles, los personajes igualmente son urbanos y definidos como buenos y malos, al igual que en la novela negra sus héroes son individuos en decadencia que buscan la verdad primordialmente.

En 1960 y en medio de la Guerra Fría surge la novela de espionaje ofreciendo mayor acción y la novela negra pareciera que entra en crisis tomando dos vertientes, una hacia los modelos clásicos literarios y otra en sentido posmoderno.

En Iberoamérica, la narrativa negra se aleja por completo de la vieja novela de enigma, en Latinoamérica el relato negro se vincula a lo social, las instituciones del Estado son vistas como enemigas porque han sido tocadas por la corrupción y el negocio de la política, en el relato negro latinoamericano se denuncia la injusticia y situaciones escandalosas, habla de sociedades caóticas en las que la criminalidad es muchas veces una cuestión de Estado, ejemplo de esto son los autores Giardinelli (Argentina), Padura (Cuba), Gamboa (Colombia), Laurini (Argentina), Juan Madrid y Vázquez Montalbán (España), Paco Ignacio Taibo (México), Fonseca (Brasil) y Eterovic (Chile).

El género de la novela policiaca o policial se ha ido diluyendo en varios tipos nuevos de novela, las primeras experiencias latinoamericanas no fueron muy diferentes a los clásicos, pero después se convirtieron en un fenómeno original. La narrativa negra actual ha optado por dar mayor importancia a las motivaciones del crimen, a los hechos aledaños, la psicología de los personajes, la realidad urbana y la corrupción de los gobiernos.