jueves, 15 de octubre de 2009

Mucho después de la influenza porcina

Escrito el día 19/05/2009

Afortunadamente las cosas no estuvieron tan mal y poco a poco la ciudad va recuperando su ritmo, la rutina va reapareciendo de nuevo. Yo sigo con el uso del cubre boca en lugares concurridos y para caminar en la ciudad, no tanto por la influenza sino porque detecté que se me irrita muchísimo menos la garganta y las vías respiratorias, además con el lavado frecuente de manos y el uso de el alcohol en gel he estado libre de infecciones respiratorias, gastrointestinales, dérmicas, oftalmológicas, etc. ¿Quién iba a decir lo que me ahorraría en antibióticos con dos cubre boca de tela y una botellita de gel de $12? Bueno, ¡Hasta aprendí a hacer gel antibacterial!Las costumbres, tradiciones y hábitos de un lugar cambian con las crisis, ya sean económicas, sociales, de salud, políticas, etc. Algo de ésto ví ahora que regresamos a la “normalidad”, incluso mi hija me contó que en los primeros días después de regresar a clases, se sentía un ambiente extraño en su escuela, me explicaba que era como si todos desconfiaran de todos, cuando platicaban, no lo hacían de frente, las distancias físicas eran más abiertas y no había contacto. La sensación de incomodidad duró unos días, después se fueron adaptando a las nuevas formas de convivencia.Yo sentí algo similar el día que se realizó un oficio religioso por el primer año luctuoso de mi abuela, había dejado de participar en las celebraciones religiosas de mi iglesia desde antes de la contingencia epidemiológica, escuché durante el “aislamiento” que se cancelaron los cultos para evitar aglomeraciones en lugares cerrados y que cambiarían algunos ritos, de todos modos no pude dejar de sentirme incómoda cuando en el ritual de paz, nadie se estrechó la mano y sólo asentían con la cabeza, y también cuando en el ritual de la comunión, el sacerdote la depositaba en la mano de los feligreses formados cuando antes era en la boca. La incomodidad , tal vez fue provocada por el cambio de ciertas tradiciones o ritos que ya existían cuando nací y que así aprendí sin cambio alguno, pero a todo se acostumbra uno después del primer impacto.Durante la seudo-cuarentena salí a realizar algunos trámites, hice fila en un lugar muy pequeño, todos portaban cubre boca, de repente, una señora pasó cerca de mí dejando una estela olorosa de un perfume muy dulce…me provocó un estornudo, de repente estaba yo a una distancia no menor de un paso de cualquier individuo cerca, no me alejé yo, se alejaron ellos y así se mantuvieron, me sonreí, era evidente que un estornudo en tiempos de influenza alerta los sentidos hasta del más distraído.Bueno, ahora en las escuelas sólo basta decir que te duele la cabeza para que el alumno regrese a casa…o se vaya de pinta. Las oficinas de gobierno han ampliado sus horarios y atienden de manera más rápida para evitar filas enormes y por consecuencia mayor cantidad de personas. Las mujeres embarazadas o lactando estan exentas de ir al trabajo y tienen goce de sueldo. El transporte público está más limpio. Los restaurantes limpian las mesas con cloro después de cada servicio y los meseros llevan cubre-boca y utilizan gel antibacterial antes y después de atenderte. ¡Vaya que las cosas han cambiado!

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