sábado, 31 de octubre de 2009

Sobre "El perfume" la película.

Leí hace mucho tiempo "El Perfume", ahora no perdí oportunidad de ir a ver la producción cinematográfica, pero debo confesar que generó algo de confusión la impresión que tenía de la historia y personajes con la que me dejó la película. Sin embargo, me gustó mucho lo que ví. Fue más allá de mi imaginación, fue realmente emocionante que mis ojos vieran lo que mi mente imaginó. Visualmente quedo satisfecha; la fotografía y la elección de las locaciones fue de lo mejor, la ambientación igual me gustó. Los personajes al fin tienen un rostro definido perfectamente: un gran acierto no incluir actores de rostros conocidos y globalizados. Un voz narradora que entraba justo en el momento apropiado. Ahora, la historia es la misma (obviamente) que en el libro, pero parece que con la dirección los actores le dieron otro enfoque...el asesino genera algo de lástima y hasta simpatía. El tema de la historia con toda ésta información visual me sedujo completamente, ¿A cuántos de nosotros no nos gustaría ser olidos con el mismo placer? Somos seres sensuales, todo lo que somos es por lo que nos llega a través de nuestros cinco sentidos: miramos, oímos, degustamos, tocamos y sentimos pero... que tanto hacemos del olfato algo sensual? ¿Acaso conocemos el aroma propio de nuestros padres, hermanos, amigos, hijos, amantes...? Es por medio del olfato que los mamíferos sobreviven, se alimentan, reproducen y reconocen su manada, nosotros también tenemos ésa característica pero con tantos aromas artificiales se ha inhibido ése proceso de manera conciente; sin embargo, sucede a nivel cerebral...cuando a primera vista odiamos, deseamos o tememos a otro ser humano.
Grenouille se da cuenta después de estar solo en una cueva rodeado de solo rocas que ha perdido su propio olor ...no es capaz de despertar ni odio ni amor...jamás recibió una sonrisa, una caricia. Y cuando descubre "ese aroma" nuevo en las jóvenes vírgenes...desea despertar en los demás lo que se despierta en él. Al final, en la escena de la plaza, llora al darse cuenta de lo que realmente despertaron en él esos olores: algo que nunca tendría porque era algo que iba más allá de lo que podría provocar un aroma, un perfume.

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